A finales del 1958, la familia Nogueras, formada por un matrimonio y sus dos hijas, decidió comprar una antigua fábrica textil en el centro de Calella y seguir con su trayectoria en la industria textil, en aquel entonces en auge. En 1960, la familia vio que el turismo empezaba a tener importancia y que los primeros extranjeros en Calella se alojaban en casas particulares. Como familia emprendedora y con muchas inquietudes de superación y nuevos retos, se lanzaron a la gran aventura de convertir la fábrica en un pequeño hotel. Por aquel entonces, la fábrica estaba compuesta por dos edificios aunque sólo ocuparon uno, que tenía vistas a la calle Sant Josep.